Por Montse Mozo

La neuropsicología nos ayuda a entender cómo se va dando el desarrollo integral de las niñas y niños y ese es un precioso regalo que aprovechar para diseñar entornos educativos y de crianza RESPETUOSOS, coherentes y efectivos.
Nacemos con un sistema nervioso inmaduro, por así decirlo, con un cerebro que todavía debe crecer, madurar, crear conexiones, especializarlas... Y eso durará hasta aproximadamente los 21 años!
El desarrollo de nuestro sistema nervioso sigue patrones UNIVERSALES, perfectamente organizados, que se sucederán de forma LINEAL y en PERÍODOS más o menos similares. Las estructuras que van madurando facilitan ciertas conductas, cada vez más complejas y organizadas y cada individuo se especializa en ellas gracias a la REPETICIÓN (en intercambio con el ambiente) y al MODELAJE ofrecido por adultos e iguales. Este perfecto mecanismo se pone en marcha de manera PRECONSCIENTE, con base en procesos de AUTORREGULACIÓN gracias a los cuales, cada niña y niño "percibe" sus necesidades (motrices, de contacto, de autocuidado, de exploración, de comunicación...) y articula infinidad de recursos propios para saciarlas, principalmente en conexión con la EMOCIÓN y a través del JUEGO LIBRE, la actividad de neurodesarrollo por excelencia. Además, el concepto de VARIABILIDAD nos alerta: cada persona madurará su sistema nervioso de manera única y personal.
Ah! Y la neuropsicología nos advierte sobre los riesgos que supone adelantar contenidos y forzar conexiones en el sistema nervioso de manera prematura con el concepto "huella neutral"
Sabemos también que la preferencia de nuestro cerebro para madurar y desarrollarse en harmonía es la MOTRICIDAD. Y en el primer septenio de vida, se va a concentrar en la estimulación sensorial y la actividad manipulativa para madurar y aprender puesto que los aprendizajes basados en el discurso oral, el control de las Funciones Ejecutivas y la abstracción están todavía muy lejos!
Por eso, cuando proponemos una organización por ambientes de libre circulación estamos contribuyendo a que las niñas y niños:
- Se atiendan y no pierdan el contacto con su fuerza vital y sus propios recursos, a sentirse competentes y versátiles
- Dediquen su actividad a madurar las áreas cerebrales que están preparadas para madurar, contribuyendo a su salud, su desarrollo integral y sus aprendizajes sin comprometer su futuro
- Varíen su actividad basándonos en sus necesidades y emociones involucrándose al máximo en las que se sienten competentes, pudiendo tantear su perseverancia
- Jueguen en grupos diferentes y cambiantes, eligiendo variabilidad de modelos, contribuyendo al aprendizaje en colaboración
Y contribuimos a que los adultos que acompañamos:
- Observemos de manera holística a cada niña y niño, con todo lo que es y todo lo que trae, conociéndoles mejor y pudiendo atenderles también mejor
- Replanteemos los ambientes y los materiales de manera regular asegurándonos que se adoptan a las necesidades (también cambiantes) de las niñas y niños
- Detectemos dificultades en los aprendizajes de manera competente y contribuyamos a soluciones concretas y eficientes
- Reflexionemos no solo sobre el currículum sino sobre los aspectos básicos e importantes, que atendamos no sólo alumnos, a personas.
Por Montse Mozo